Cada día que pasa tengo más claro que la humanidad es vive en un ciclo. No intentamos ser diferentes, no intentamos ser únicos y apartarnos de lo común. Campamos a nuestras anchas satisfaciendo pequeños impulsos y grandes deseos sin darnos cuenta de que todo tiene consecuencias, que cada movimiento que hagamos habrá alterado para siempre nuestra realidad. Nos hemos olvidado de que las acciones importan, de que todo importa.
En el bushido, que un samurai dijese algo se equiparaba a hacerlo. La palabra era igual a la actuación cuando salía por la boca, cosa bastante lógica en un código regido por unas normas estrictas basadas en el honor como forma de vasallaje. Eso implicaba estar sujeto a una presión constante en la que cualquier palabra podía llegar a costarte la vida. Y en la actualidad, cuando la palabra libre es un derecho de todos, lo único que hacemos con ella es usarla en repetir lo que dice el de al lado. En comentar lo obvio, en resaltar lo normal. No pensamos, no sabemos pensar. Ni siquiera intentamos aprender a pensar, porque nuestra forma de pensar (obviamente) siempre es la correcta.
Con cada movimiento, con cada palabra, tenemos la oportunidad de ser originales, de aprender, de pensar, de actuar. De ser libres por nosotros mismos. Sin embargo nos atamos a costumbres, a tradiciones que nos dan seguridad, a repetir nuestros actos aún cuando ya nos hemos equivocado más veces. Mi abuelo decía que "el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero hay gente que sólo ve la piedra y se olvida del camino (traducción libre del gallego)". Tenemos acceso a una cultura y a una historia que nos podrían permitir aprender ya no de nuestros aciertos y errores, sino de los errores y aciertos ajenos, de conocer la condición humana, de mejorarnos, de dar un salto hacia delante. Y sin embargo, seguimos siendo iguales que cuando salimos de las cuevas: egocéntricos, estúpidos, costumbristas, cerrados, violentos, avariciosos y completamente desequilibrados. Que levante la mano quien tenga un equilibrio en su vida basado en sus principios y guiado por sus ideales.
El tío Ben siempre tuvo razón. Todo este despropósito de palabras viene a cuento de un tal Peter Parker, mi héroe de referencia en la infancia y juventud. Están a punto de matarle a la tía y joderle a la mujer. Siempre ha sido la mayor expresión del heroísmo: basa toda su existencia en un principio inamovible y ninguna de las putadas que sufre durante su vida llena de grandísimas putadas le hace cambiar su forma de ser y de pensar. Sabe que todos nacemos con una responsabilidad enorme. Y que casi nadie la usa correctamente. Ni siquiera él. Pero lo intenta. Siempre lo ha intentado con todas sus fuerzas y ahora lo quieren joder. Es el último gran héroe. De los que jamás se perderán por el camino porque nunca habrá nadie mejor.
Siempre quise ser Peter Parker. No por la chica, ni por los poderes, ni siquiera por las mallas rojas y azules. Siempre quise ser ese tipo romántico lleno de ganas de hacer todo lo que puede y proteger a los suyos. Siempre me llevé ostias por todas partes. Hace poco me dijeron que había cambiado, que no era el de antes. Me tocó muy adentro porque lo oí dos veces más y también venían de personas importantes. No sé si es bueno o es malo y no sé si he perdido mi camino o todavía estoy en él. Me tocó porque hace tiempo que no sé quién soy ni cómo soy. Y cada paso que doy me hace preguntarme si hago todo lo que puedo y si he cuidado de los míos.
La vida no me dice que sí y yo mismo tengo miedo a contestarme. ¿Alguien me deja una brújula?
Nos vemos en… The Penguin and the Necksnap
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Aquí nos movemos permanentemente: The Penguin and the Necksnap. Plumaseca
seguirá publicando sus aventuras en: Squeeze me, please. Gracias a todos
los que ...
Hace 14 años
2 Matices precisos:
brújula no sé, pero sabes que para perderse y encontrarse tienes mi ayuda siempre que quieras.
Y sí, puedo levantar la mano porque conozco (o conocí) a alguien cuyos principios estaban por encima de sí mismo, obligándole a veces a sacrificios y bondades inasumibles.
En ese camino tuyo, no te olvides de llevarte a ti mismo.
Sería todo un desperdicio.
Yo puedo levantar la mano tb, y quizás aun no por mí, pero si por mi padre.
Como algunos de aquí ya sabeis como es, no creo que haga falta q diga nada más.
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