Cometieron dos errores

Encenderla y no apagarla a tiempo.

Resulta curiosa la televisión. Asiduo mercenario de la caja tonta como fui de pequeño, acabé transformado en defensor de internet como medio de comunicación universal y de descarga de contenido por un principio básico: ver lo que quiera, cuando quiera y en el idioma que quiera (benditas versiones originales), sin tener que tragar anuncios jodiendo una película, un doblaje cutre (habemus TVG) o cambios de programación de última hora... Y claro, al final, como todo lo que descuidas, acaban surgiendo celos. Yo la quería, maldita sea. Después de todo me crió y educó como la persona que soy, a base de series, Xabarín Club, Megatrix, fútbol, películas los viernes por la noche (cuando echaban cine de calidad en buen horario y con pocos cortes), galas del jolgorio que tocase, concursos... No son dos horas y si te he visto no me acuerdo, no. Creo que sólo la almohada puede presumir de haber compartido más tiempo conmigo, pero es como si el aceite se celase del vinagre. Menage a trois y ensalada.

Pero pasó y pasó el tiempo. Más teclado y ratón y muchísimo menos mando. Sólo acudía a ella si el DVD insistía y ni siquiera así. La engañaba con el propio reproductor del PC, que era más joven y sabía como leer lo que a mí me gustaba (el pobre y decrépito DVD sólo conocía la postura del .avi).

Así llegó el momento. Tras días de relax y rutina trabajada, con una calma que no me invadía desde el difunto 2007, enciendo la tele presto a comerme una pizza para acompañar. No echan nada interesante, así que me voy de cabeza a las televisiones generales y para no pecar de tradicional pongo La Sexta. Nada, no hay tiqui-taca, ni Salinas, ni siquiera las llaves. Así que me paso a Cuatro, pensando que si tienen el gusto de emitir House también harán algo más bueno... Un concurso. Tienes Talento se llama. La gente va a un casting a hacer el ridículo, a reírse de los que hacen de jurado (cuánto daño hizo Lluvia de Estrellas, ahora si algo no tiene jurado no parece serio) y unos pocos escogidos van a hacerlo bien, lo mejor que saben en algo que controlan. Por lo menos no me hace apagarla. A ver qué tal. ¡Ostia, el casting es en Coruña! Vale, ahora si tengo suerte podré ver a un profesor imitando a Julio Iglesias o a un compañero de penas (o facultades) tocando su Guitar Hero a todo trapo y deslumbrando al recio jurado. Pues no, un grupo de danza del vientre. Pues que casualidad, que yo sepa en Coruña sólo hay uno. Imagino que habrá otro nuevo. Pues no, es el que yo conozco, me suenan la mayoría de las chicas. Coño, no creo que para una puta vez que pongo la tele... Pues no, con espada vengativa en mano me asesta el toque de gracia. Mi ex sigue ahí. Cogiendo plano, con el resto de sus compañeras. Empiezo a dejar el cacho de pizza, me apetece tanto como una gloriosa patada en la entrepierna. Bueno, para lo que les tengo visto en otras ocasiones, el número les ha quedado flojillo, podrían haberlo hecho mejor (el cabrón del mando se aleja mientras se me evapora la voluntad de animarme), malo será que pasen. Tras unas dudas de los joputarados (obsérvese que contiene la palabra jurados, ¡magia!) la actuación triunfa y sólo les quedan dudas sobre si será lo suficientemente vistoso para la televisión... Para despedir, el presentador intenta meterle mano a alguna de las chicas mientras hace chistes fáciles para la cámara y todas hablan contentas de su experiencia, mientras que en off recuerdan que la siguiente ronda será mucho más difícil y selectiva y blablablabla... (a estas alturas he dejado de cenar y levito a 2 pies del suelo en busca de iluminación).

A las dos horas el conocimiento me invade y empiezo a escribir este post.

Me cago en la televisión. De todo corazón.

BONUS TRACK: La sabiduría se me aparece cegadoramente.