Una reflexión.

Después de mucho pensar, he decidido no llevarme por la ira y el odio, sino por el amor y el cariño que te tengo, y te digo esto:

No soy tu padre, ni tu hermano (aunque siempre he cuidado de ti como si lo fuera), ni tu novio. Sólo soy tu amigo, pero como amigo tuyo que soy permite que te diga dos cosas:
1.- Lo primero de todo, es que hagas lo que hagas, siempre te apoyaré en tu decisión. Siempre estaré ahí para cualquier cosa que necesites.
2.- Antes de hacer algo, asegúrate de que tienes claro lo que vas a hacer, los motivos por lo que lo haces, y las posibles consecuencias que acarrearán las acciones que lleves a cabo. No sólo en esto, sino en cualquier aspecto de tu vida.

Nada más, gracias por permitirme la reflexión.