Hace tiempo vi un episodio de “How i met…” que me dio mucho en qué pensar. En él, Lily y Marshall, una de las parejas protagonistas, tienen una discusión complicada, pero, como ya han hecho otras tantas veces, deciden declarar “PAUSA” de vez en cuando para poder quedar con normalidad con sus amigos, besarse y decirse que se quieren, o simplemente seguir con sus vidas. Después, cuando vuelven a estar solos y pueden retomar la conversación, declaraban “FUERA DE PAUSA” para poder solucionar el tema pendiente.
Es evidente que eso no les funcionaba siempre. Pero en cierto modo, Lily y Marshall sabían que se querían y que una pequeña bronca no podía acabar con eso, y las “pausas” les permitían evitar que esa estúpida discusión afectara a más aspectos de su vida de los que merecía. Es más, muchas veces tras esas pausas habían adquirido un punto de vista más tranquilo para poder aclararlo todo. Con un pequeño juego conseguían que las pequeñas y absurdas cosas no estropearan lo bueno de sus vidas.
Desde que ví ese episodio he pensado mucho en muchas cosas. Quizás sea posible simplificarlo todo si eres capaz de saber tener perspectiva, y distinguir qué cosas no son tan importantes en el momento inmediato. De saber cuando poder hacer una pausa.
Si pienso en mi forma de enfrentarme a la vida parece que siempre tengo una lista de “pendientes”. Tener esa conversación con Persona nº1, disculparse con persona nº2, descubrir si Amor nº4 ha decidido volver para clavar un tenedor en mi alma….etc. Por mucho que me repita que “ahora no quiero rayarme con eso” en el fondo sigue ahí formando parte de la persona que soy ese día, y afecta a los que me rodean.
Bien, últimamente he estado un poco refunfuñona, picajosa, y lo sé. Puede que muchos no os diérais cuenta, porque normalmente me lo callo, pero también sé que otros sí lo sabéis. La verdad es que últimamente ando enfadada con la vida y como no fui capaz de declarar “pausa” no he sido capaz de seguir viviendo. Entre ayer y hoy toqué el fondo del hastío y hace como dos horas descubrí que las pausas funcionan.
No pretendo olvidar nada de lo realmente importante, pero sí espero poder dejar los “Fuera de pausa”para cuando tenga capacidad para resolverlos, y así evitar que problemas personales afecten a las cosas buenas que últimamente parece que me empeño en estropear. Además, he descubierto que a veces las “pausas” vienen en forma de persona.
2 Matices precisos:
Todos tenemos valvulas de escape para poder ver las cosas con la calma que necesitan, pero suele suceder que la prisa que nos metemos para vivir no nos deja los grados de reloj necesarios para usarlas.
Y si aún así no te llega siempre tenemos pequeñas mentiras, unas cien más o menos, en las que dejar las penas con sabor a sal y volcar la conciencia y la voluntad en una taza de café para que no amargue.
Se te echaba de menos por aquí...Bicos.
De una manera u otra, todos tenemos que buscar una manera que nos permita aislarnos temporalmente de lo que sucede a nuestro alrededor. Necesitamos esos momentos de pausa, de centrarnos en nosotros mismos, que nos permiten descansar de nuestra propia vida.
Cuando conseguimos encontrar esos momentos, descubrimos que realmente merece la pena todo lo que haces. Pero si no consigues encontrarlos, simplemente entras en una rutina de actuar casi por inercia que termina aburriéndote de ti mismo y de todo lo que te rodea.
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