Ayer tuve una revelación. El gran amigo Son_eu, que me ameniza desde que comenzó el verano todas las noches/madrugadas con su conversación, me animó sin saberlo a tomar una decisión que, pienso, será trascendental en mi modo de tomarme las cosas a partir de ahora. Tengo que matizar que también influyeron más personas, que cambiaron de la noche a la mañana su forma de actuar produciéndome una grata impresión y otra más a la que le he dado la brasa estos días en un proceso extraño de paranoia compulsiva (mis disculpas...^^U).

Y os preguntaréis, ¿en qué consiste ese cambio? Para explicar el cambio primero debería explicar una decisión que tomé hace casi un año, drástica y efectiva al mismo tiempo: no sentir. Sí, tal y como suena, no sentir nada (no fisicamente, sino en esa franja comprendida entre el pecho y el estómago). Blindar el corazón de forma que nada te afecte, ni para bien ni para mal. En un principio la idea era blindarlo sólo contra las malas noticias, disgustos, decepciones y demás, pero un maldito efecto secundario provocó que todo lo bueno se fuese al garete. Y que queréis que os diga, no es tan malo. Pasé de tener pinchazos a la altura del corazón que asustaban bastante para mis 22 añitos a vivir en una especie de Nirvana autoinducido en el que seguía haciendo mi vida normal, pero con los sentidos mucho más apagados, siendo absolutamente racional, para todo y con todas sus consecuencias. Si no sientes ni deseas nada tampoco te puede doler, ¿no? Pero había otro efecto secundario, más jodido que el primero pero más llevadero que el dolor que tenía antes de cortar por lo sano: el vacío. Un vacío absoluto confundido con la calma hasta el punto de no saber si era una persona sin motivaciones o si simplemente no las necesitaba...
Y ¡aleluya hermanos! Ayer fue el día en el que descubrí la verdad. Echaba de menos sentir algo por dentro, estaba cansado del vacío y recordando lo bueno que tengo dentro de mi vida (que por suerte es mucho y especial) logré lo que un gato me dijo una vez que lograría. Hacer caer el muro. Así que si algún cabrón quiere joderme o tiene alguna rencilla pendiente conmigo que aproveche ahora para que lo vuelva a levantar y nunca más me decida a bajarlo, porque como pase mucho tiempo y confirme que estoy mejor arriesgándome a las ostias y aprovechando lo bueno no caeré en el mismo error. A partir de hoy, venga quien venga, seré el de antes. Fuera amargura. Fuera desconfianza. Usaré la razón que tanto he desarrollado estos últimos años a base de tropiezos, pero nunca más un muro. Que nadie se extrañe si me nota algo cambiado, demasiado sincero o más expresivo. Tengo ganas de vivir, cojones. Quiero empezar a vivir. Y los que sabéis que sois importantes para mi, echadme un cable, que os voy a necesitar más que nunca para quitarme el miedo.

Con permiso de Von_Doom, Fin del Comunicado.

PD: Me pareció adecuado este vídeo como metáfora de tanta rayada, así que sino queréis leer también vale con escuchar la canción^^.

2 Matices precisos:

Kujavi dijo...

No sé, a mí me pareces ahora más gay que antes.

En lugar de hablar de samurais, de tías buenas y de baños de sangre me saltas que si los amigos y los gatitos. Tío, ¡menudo friki del pastel que estás hecho! ¡Espabila, coño! Que aun queda mucha gente por matar.

Dante de la Fuente Alonso dijo...

Ojo, ojo Patrón, no malinterpretes mis palabras. Que uno hable de amigos y gatos no quiere decir que desista o flaquee en mis ansias de conquista mundial y asesinato (recuerda que en las series de anime el fulano con gustos elevados y amor por los animales suele ser el hijo de satán más poderoso de todos). De mi orientación sexual sólo puedo comentar lo que Cassie dijo en su momento: "¿Tú? Heterosexual seguro". Y ella no falla.