Siguiendo el nervio destemplado
recuperas la niebla del si acaso,
cubriendo las velas del fracaso
apadrinas imposibles superados.
Cuando entres en tu jaula abierta
preséntate a nombre de un servidor,
insiste en que te maten despierta
y no veré el ocaso que nubla tu dolor.
Permite que te aten de a la cama,
no afecta el miedo si es consentido.
Admite la trampa de comerme tu dama,
sin rey al que cubrir, no tiene sentido...

Del peón prisionero de su clase
poco hay que decir, está donde debe.
Sacrificando un caballo poco pierdes,
ni ganador, ni corredor, ni envidiado.

Dejaré el aceptar destinos para otros
siempre que pueda acabar a tu lado,
rumiando ocasiones de ser fusilado
en el oscuro ambiguo de tus dulces ojos.

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