Libre inspiras pentagramas circulares,
cauta ocultas la prisa que dispones.
Loca muerte sin retorno ni culpable,
pobre del Dios que adores con tu odio.
Sin el febril ambiguo que pintas en tus ojos
sería todo más fácil, más muerto.
Enamorada perdida de tu niña oculta,
con miedo a no ser lo que no eres.
Finca de corazones perdidos.
Reina de otros sin nadie.
¿Yo? Muy fácil. Joker, comodín
que sin carta elige tu plato.
¿Intención? Volar sin prisa
tu mundo en pedazos.
¿La verdad? Rompe tu jaula y salta,
yo te agarro.
¿El final? Dímelo tú. Lo bonito del final de una historia, es no contarlo.

2 Matices precisos:

Cassandra Beltari dijo...

llevo una hora divagando en un papel una respuesta...frases sueltas que no sé muy bien de qué dónde emergen. He decidido que ninguna dice todo, que juntas no forman nada. La respuesta a este post es que no la tiene, como los finales mejores, que son los que merecen no ser contados.

besos...

Dante de la Fuente Alonso dijo...

Cada frase suelta lleva una historia que contar, cada palabra es un indicio, una sospecha.

Si juntas no forman nada es que cada una de esas historias es única y preciosa, no deben ser mezcladas para conservar su cuerpo y sobre todo, para no contar su final...