Ultimamente

Pesa menos el aire. Sonríen más los espejos al verme y la gente está más alegre. Las canciones han dejado de ser tristes y cada vez veo algo nuevo. Aprendo como no lo hacía en mucho tiempo, escucho y me interesa siempre lo que oigo. Olores, sabores, vistas viejas que cobran sentido en la memoria. Me hacen gracia las cosas, no sólo la ironía amarga, también los chistes malos, también las tonterías. Valoro lo que tengo. La memoria por fin se ha cambiado a mi bando, el dolor parece estar de huelga, la pena se perdió por el camino.

Pesa menos el aire. La vida no es la que dejé atrás, es la que me espera, la que había olvidado descubrir. No hay sombras, ya se fueron. Me paro de noche, miro a la Luna cuando se deja mirar y no se cela de las estrellas; sabe que al fin y al cabo son puntitos que la hacen destacar más aún, que la adornan en su oscuridad y que brillan cuando ella no quiere brillar. Veo el sol aunque llueva, sé que está ahí detrás, no necesito su brillo, ya no. El mar habla poco y me encanta oír su voz, la calma y la furia, lo justo y el misterio que hay en sus entrañas. El viento lo acompaña de fondo y parece que quiere arañar su superficie... ahí se queda, siempre en su superficie, viendo como los pájaros se lanzan de cabeza a su interior, sacando algo en cada incursión, viviendo lo que él no puede.


Pesa menos el aire. Vivo y siento que para reventar aún me quedan siglos. Algún día, Gris, pero hoy no. Mañana tampoco. Corro más que tú porque pesa menos el aire.